jueves, 14 de octubre de 2010

El Árbol Garoé



El Árbol Garoé tenía un carácter sagrado o mito dendrolátrico para los aborígenes de El Hierro porque el agua que manaba de sus hojas y se recogía en una especie de estanque era suficiente para abastecer a sus pobladores, pues no existía ningún otro depósito de agua potable en la isla.

Cuando llegaron los conquistadores, siglo XV, los bimbaches (aborígenes herreños) ocultaron el árbol, pensando que si los castellanos no encontraban agua se irían de la isla. Sin embargo, cuenta la tradición, que una doncella isleña enamorada de un español reveló a éste el secreto, recibiendo por tal acción y como castigo de su pueblo la muerte.

Es frecuente en la mitología clásica la sacralización de los árboles, así como en la beréber, primeros pobladores de las Islas Afortunadas según los estudios de los principales investigadores.


Han sido diversas las referencias al mítico árbol en Cartas, Relaciones o Erónicas, en la etapa del Renacimiento español como recurso exótico del mundo recien descubierto. Según la Crónica Canaria de Abreu Galindo:

Desde su tronco o parte del norte, están dos tanques o pilas grandes, cada uno de ellos de veinte pies de cuadrado y de hondura de dieciseis palmos, hechos de piedra tosca, que los divide, para que, gastada el agua del uno, se pueda limpiar, sin que lo estorbe el agua del otro.


Fray Bartolomé de Las Casas también se detiene en la contemplación al Árbol Santo en su Historia de Las Indias.

El gigantesco árbol era un til, perteneciente a la familia de las lauráceas y de nombre científico Ocetea Foetens Benth et H, o bien, Oreodphne Foetens Nees. Por la condensación del agua en sus ramas se producía el fenómeno que se conoce como la lluvia horizontal, que se recoge no sólo en la poceta situada baja el árbol, sino en otras de sus alrededores.

El mítico til fue derribado por un huracán en 1.604. En la actuali

dad, en su lugar

se encuentra un laurel como sucedáneo del legendario árbol bimbache, pero aún existen las charcas naturales o albercas donde se sigue recogiendo el agua de lluvia.

Al igual que ocurre con el árbol de la Sabina, el Garoé se ha convertido en todo un rasgo identificativo de la isla de El Hierro, prueba de ello son las numerosas apariciones de éste en logotipos y anagramas de las empresas insulares, así como el escudo del ayuntamiento capitalino de Valverde.

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